Familia y Escuela siguen siendo los dos agentes educativos que mayor influencia ejercen en el niño, a pesar de que hoy día haya otras muchas incidencias ambientales. Cuando el niño empieza a ir a la escuela, la familia continúa ejerciendo su función, pero deja de ser el único ámbito

Los padres en el centro escolar

La responsabilidad de la educación en los primeros años de vida del niño recae esencialmente en sus padres. Dicho de otro modo, el ámbito educativo natural de un niño menor de tres años es el hogar familiar. Esta premisa es de tener muy en cuenta dado el influjo decisivo de los primeros años de la vida en el posterior rendimiento escolar, así como en el equilibrio psico-afectivo. Sin embargo, debe hacerse posible, para quien lo solicite, nunca de manera generalizada, el acceso a las escuelas maternales y guarderías infantiles.

Ahora bien, una política familiar orientada prioritariamente a facilitar a los padres el ejercicio de su responsabilidad educativa, debería preservar la libertad de éstos para poder elegir. En este caso, poder elegir entre quedarse con su hijo en casa dedicándole el cuidado necesario en su crianza, pero también el amor que sólo los padres, y nadie como ellos, pueden dispensar para que su pequeño llegue a alcanzar la más adecuada madurez afectiva. O bien, confiar su cuidado a personas profesionales que, en el mejor de los casos, serán cariñosas con sus hijos (aunque no siempre es necesariamente así) y los atenderán con sumo cuidado y dedicación. A juicio de muchos, entre los que me hallo, toda separación entre padres e hijos, a estas edades tan tempranas, inferiores a los tres años, puede dar lugar a fracturas en la relación paterno – filial además de la consiguiente falta de madurez afectiva de los hijos. La prestación económica por hijo a cargo, en cuantía suficiente, como ocurre en otros países de nuestro entorno, facilitaría a los padres la toma de decisión a la hora de elegir entre emplear esa compensación económica para llevar a su hijo/a a la guardería o atenderlo en el hogar familiar.

Esta nueva circunstancia, que nos sitúa al niño en el centro escolar sin eximirnos de nuestra responsabilidad como padres, es la que nos aboca a plantear la participación como elemento esencial para mejorar la calidad educativa en la escuela

Los padres, consciente o inconscientemente, transmiten valores, actitudes, pautas de conducta. Cuando el niño empieza a ir a la escuela, la familia continúa ejerciendo su función, pero deja de ser el único ámbito. No obstante, se debe tener presente que la formación integral se inicia y se estructura esencialmente en el seno familiar, que constituye la célula básica y primaria de todo el proceso educativo.

Esta nueva circunstancia, que nos sitúa al niño en el centro escolar sin eximirnos de nuestra responsabilidad como padres, es la que nos aboca a plantear la participación como elemento esencial para mejorar la calidad educativa en la Escuela. Por otra parte, la primera acción responsable de los padres está relacionada con la propia elección del centro escolar, la cual es un derecho reconocido por la Declaración Universal de los Derechos Humanos (artículo 26.3) aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas y ratificada por el Estado español.

El sistema educativo de un país constituye actualmente uno de los principales elementos que expresan su nivel de desarrollo económico y social y las expectativas de progreso con que cuentan los ciudadanos. Es, por otra parte, el instrumento que el propio país se da a sí mismo para la formación de los ciudadanos y, por tanto, los padres lo deben conocer bien para poder acompañar y ayudar a los hijos en su proceso educativo. Sin embargo, los padres fueron educados según un modelo que no se parece en nada al actual. Por tanto, no les sirve su experiencia para entender la situación de sus hijos. Esta circunstancia se agrava mucho más en nuestro país que, sin terminar de implantarse una ley orgánica de educación ya se está queriendo instaurar otra de manera más o menos acelerada.

Por consiguiente, la formación de los padres que tienen hijos en un centro escolar debería ser una prioridad para las distintas entidades inmersas en el sistema educativo: administración, titulares de los centros, equipo directivo, consejo escolar del centro, asociación de padres. En este sentido las escuelas de padres pueden ser una de las actividades más enriquecedoras para la comunidad educativa y en ella deberían participar todos sus miembros.

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