Elegir colegio
Una responsabilidad de los padres que no está suficientemente preservada
Entrevista realizada para la revista “Guía del niño” sobre la elección de colegio
- ¿Qué aspectos deben tener en cuenta los padres a la hora de escoger colegio para sus hijos?
Existen unos documentos, que son públicos, y que definen la identidad de un centro. El Proyecto Educativo del Centro (PEC) establece los objetivos generales, las prioridades y los procedimientos de todos los miembros de la comunidad educativa. Lo aprueba el Consejo Escolar del centro y por tanto los padres del colegio han debido intervenir en él. Es un documento de referencia muy importante, que debe ser evaluado a lo largo del curso, por estas razones, antes de elegir un colegio, los padres deberíamos conocer el PEC. Los colegios concertados, además, cuentan con un Ideario o Carácter Propio del Centro en el cual debe estar basado el PEC; en él se establecen los principios generales sobre la concepción educativa del centro. Al elegir el colegio, los padres nos comprometemos a aceptar y respetar el ideario.
Es muy importante que, en la medida de lo posible, conozcamos cómo está concebida la participación de los padres en el centro en cuestión, cual es el nivel de aceptación por parte de los docentes, de la dirección y del resto de padres y cual es el grado de implicación de los padres en ese colegio. No debemos olvidar que sobre nuestros hijos también va a existir incidencia educativa del resto de padres del colegio, a través de los compañeros de clase. Puede ser un elemento muy importante a la hora de tomar una decisión conocer si en el colegio existe escuela de padres.
- ¿Escuela pública o privada? ¿Cuáles son los pros y los contras de cada una de las opciones?
Aunque las diferencias académicas entre los distintos tipos de escuela son cada vez menores, conviene observar que, sobre la base de ese “Ideario del centro” al que antes se hacía referencia, la escuela concertada suele fundamentar sus principios educativos en el humanismo cristiano. Debería ser este uno de los valores importantes que motivara a los padres para elegir este tipo de centros. Lamentablemente no siempre es así, aunque para una gran mayoría es un aspecto esencial.
Al elegir el colegio, los padres nos comprometemos a aceptar y respetar el idearioSin embargo, en lo que respecta a la escuela pública, hay una corriente social e ideológica muy fuerte que propugna el laicismo a ultranza y lo público como única oferta educativa sufragada con fondos públicos. Desgraciadamente, no todos los padres pueden elegir el centro al que llevar a sus hijos. No obstante, existen los mecanismos democráticos suficientes como para que los distintos miembros de la comunidad escolar decidan cual ha de ser la línea educativa del centro en cuestión. No debemos olvidar que los padres somos los primeros responsables de la educación de nuestros hijos y no el Estado. Las posturas intervencionistas en educación, no solo no son democráticas sino que son contraproducentes desde el punto de vista educativo. De aquí la tremenda importancia de la participación de los padres.
- ¿Por qué la escuela pública siempre ha tenido peor fama? ¿Ha cambiado el panorama en los últimos años?
En otros tiempos la escuela pública contaba con pocos recursos económicos y materiales. La escuela concertada no existía, era absolutamente privada. Esto significa que los padres que querían llevar a sus hijos a un centro que no fuera público tenían que pagárselo. El único sistema que existía, y que no siempre era justo, para que los padres con medios económicos limitados pudieran llevar a sus hijos a colegios que no fueran públicos consistía en las becas. En este sentido, el sistema de conciertos ha supuesto un avance en aquello que preconiza la Constitución: el derecho a la libertad de los padres para elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos.
Los colegios concertados son herederos de aquel prestigio que los sobrestimaba por encima de la escuela pública. Hoy día, afortunadamente, las cosas han cambiando. Ambas redes se complementan, y le haríamos un flaco favor a la educación en nuestro país si alguna de ellas desapareciera.
- ¿Además del colegio, hay que tener en cuenta la forma de ser del niño?
No creo que sea determinante la forma de ser del niño salvo que existan problemas patológicos.
- ¿Por qué aspectos no hay que dejarse "deslumbrar" a la hora de escoger escuela?
Los padres no deberíamos dejarnos deslumbrar por las apariencias. Si lo que nos importa verdaderamente es la educación de nuestros hijos –que va mucho más allá de la enseñanza– deberíamos valorar las posibilidades que nos ofrece el centro para que nos podamos involucrar en la dinámica educativa, siempre de manera positiva, constructiva.
Que el colegio cuente con unas buenas instalaciones deportivas, con laboratorios, aulas de informática, etc. está muy bien; pero todo esto no es lo sustancial en la educación. Existen colegios públicos dotados de equipos informáticos que se han quedado obsoletos antes de ser utilizados. Y digo públicos porque en los concertados, generalmente, cuando consiguen montar un aula de informática la necesidad es apremiante y suelen ser los padres quienes la sufragan en mayor o menor medida. Sin embargo, en todo lo que supone la adquisición de hábitos saludables de comportamiento en los educandos parece ser que no sólo no estamos avanzando, sino que se está retrocediendo. En estas cuestiones el colegio y la familia deben estar perfectamente coordinados. El respeto a las normas, el esfuerzo, la educación de la voluntad, el reconocimiento de la autoridad del profesor, entre otros son valores difíciles de inculcar en los educandos si no hay una estrategia perfectamente definida y coordinada.
- ¿Qué diferencia de precios puede suponer una escuela privada, concertada o pública? ¿Está justificada esta diferencia, es decir, el nivel de enseñanza es realmente superior?
La escuela privada se rige por los principios del mercado. Ésta ofrece unos servicios y el cliente paga por ellos. Como contrapartida, estos centros, no se someten a los condicionantes que imponen los conciertos.
Debe reconocerse que tanto en la escuela pública como en la concertada existen buenos profesores y profesores que no son tan buenosLa escuela de iniciativa social (concertada) y la escuela de iniciativa pública, ofrecen ambas un servicio público: la educación; y ambas deben ser gratuitas para los ciudadanos. Sin embargo, los módulos económicos que sufragan los conciertos no cubren totalmente los gastos que tienen los colegios de iniciativa social. Ésta es la razón por la que a los padres, en concepto de cuota voluntaria o de otros servicios, se nos suele pedir que paguemos una pequeña cantidad (hay algún colegio en el que no ocurre). En la escuela pública esto no sucede porque las correspondientes administraciones están muy pendientes de costear los gastos de mantenimiento, infraestructura, portería, etc. cuestiones todas necesarias para llevar adelante la labor académica. El pago de cuotas en la escuela concertada está justificado no tanto porque el nivel académico sea superior –en lo cual no voy a entrar ahora– sino porque las correspondientes administraciones públicas no corren con la totalidad de los gastos que supone tener abierto un centro de enseñanza. Se debe reconocer que no es muy justo, porque la educación es un servicio público que pagamos todos los ciudadanos a través de los impuestos; sin embargo, los padres que hemos elegido un colegio concertado, nos vemos obligados a pagar por dos veces.
De alarmante podría calificarse lo que está ocurriendo en nuestro país en los niveles de enseñanza no obligatorios, educación infantil y bachillerato. Mientras que en Navarra o en el País Vasco, llevar a tu hijo de cuatro o de diecisiete años a un colegio concertado puede costar una pequeña cantidad de dinero; en Andalucía o Extremadura esa cantidad se multiplica por cuatro. Es una manera, no muy honesta, de canalizar a los padres hacia la escuela pública utilizando un subterfugio que limita la libertad de elección. Por otra parte, son precisamente las familias de renta más alta, que pueden costear estos niveles no concertados, las que optan por los colegios de iniciativa social. Con ello, ya tenemos servida otra polémica demagógica: la discriminación que hace la escuela concertada de las familias desfavorecidas.
- ¿Dónde cree que es mayor el nivel de exigencia hacia el profesorado, en la privada, concertada o pública?
La profesión de maestro debe ser absolutamente vocacional. Es muy difícil que alguien ajeno a ti mismo te pueda exigir, cuando tu trabajo es educar. En las cuestiones más formales y normalizadas (puntualidad, metodologías, trato con los alumnos, etc.), no hay razón para pensar que la exigencia sea diferente en un colegio o en otro.
La integración de minorías étnicas o de alumnos con necesidades educativas especiales no es beneficiosa por sí misma, debe planificarse una estrategia pedagógica eficazLos profesores de la escuela pública deben aprobar una oposición, momento a partir del cual pasan a ser funcionarios. Con frecuencia, antes de llegar a la escuela urbana, atraviesan distintas vicisitudes en la escuela rural; ahora bien, cuentan con un puesto de trabajo seguro. Los profesores de la escuela concertada, sin embargo, se atienen a un contrato laboral, cobran algo menos, dedican más horas lectivas y tienen a su cargo más alumnos. El profesor que se mantiene en un colegio concertada o es vocacional o es porque no ha encontrado otra cosa mejor. No obstante, debe reconocerse, en honor a la verdad, que tanto en la escuela pública como en la concertada existen buenos profesores y profesores que no son tan buenos. Cuantificar esto no es posible, ni saludable, ni siquiera pedagógico. Ojalá que entre todos fuéramos capaces de elevar el reconocimiento social de esta noble profesión.
- ¿Las imposiciones de aceptar alumnos de integración de minorías étnicas son las mismas en todos los colegios? ¿De qué depende? ¿Los padres lo aceptan bien o muestran reticencias? ¿Qué problemas plantea? ¿Qué beneficios supone para el resto de los alumnos?
Últimamente se pretende imponer a los colegios concertados la reserva de un número de plazas para niños pertenecientes a minorías étnicas. Este planteamiento se refuerza con la constante protesta de que solamente los acoge la escuela pública. En las comunidades en donde se ha aplicado, no se ha llegado a cubrir este cupo. Es cierto que estas familias eligen mayoritariamente colegios públicos para llevar a sus hijos, pero atendiendo sobre todo a razones de proximidad geográfica o falta de información y motivación en lo que a la educación se refiere. Los sindicatos de profesores y algunos padres de la escuela pública airean con frecuencia esta descompensación que se produce de manera natural, persiguiendo solapadamente otros objetivos, más de carácter ideológico o de bienestar laboral que el simple equilibrio entre las redes. Hoy por hoy la red pública y la red concertada están desequilibradas en multitud de aspectos.
No obstante, la integración de minorías étnicas o de alumnos con necesidades educativas especiales no es beneficiosa por sí misma y sí puede plantear problemas siempre que no se planifique una estrategia pedagógica eficaz en la cual, naturalmente, los padres del aula juegan un papel muy importante. Pueden existir colegios, ya sean concertados o públicos, en los que este tipo de alumnos no sea bien acogido por algún miembro de la comunidad educativa; pero me niego a admitir que en la escuela concertada exista un rechazo generalizado a este tipo de alumnos, entre otras razones porque conozco muchos colegios en los que los hay. Por otra parte, los procesos de escolarización están regidos por las correspondientes administraciones educativas.