Este fue el documento que redacté para ser difundido entre los miembros de la confederación, así como a los obispos de cada una de las diócesis a las que pertenecían las federaciones. Quería con ello dar a conocer con qué espíritu e inquietudes me había involucrado en este mundo de la participación de los padres

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Presentación del candidato y de su trayectoria - Proyecto de vida, proyecto para CONCAPA - Llevar a la práctica el proyecto - Razones para apoyar mi candidatura - Conclusión

Cuando hay elecciones en los colegios, ya sea para el Consejo Escolar o para la Asociación de Padres, es frecuente oír la queja de que no se conoce a los candidatos. Ciertamente, esta circunstancia ni favorece la participación democrática ni facilita la honestidad indispensable que debe existir a la hora de votar.

Presentación de candidatura
Muy al contrario de lo que luego me he ido encontrando con frecuencia, siempre procuré someter mi cargo a la aprobación de las personas que me rodeaban en la junta directiva. Sin embargo, y a pesar de ello, tenía muy claro que la renovación es vital en nuestra organización, y que mi presidencia en la Federación no debía durar mucho más de cuatro años

PRESENTACIÓN DEL CANDIDATO Y DE SU TRAYECTORIA

Este que se dirige a vosotros, que se ha decidido a dar un paso al frente presentando su candidatura a la Presidencia Nacional de CONCAPA, es un padre de familia casado desde hace diecisiete años, y que tiene cuarenta y uno. Una descendencia de tres hijos: Helena de dieciséis años, Gloria de trece y Alberto de once. Ni Mercedes ni yo somos los padres perfectos, como alguna vez se nos ha echado en cara en la junta de la Asociación de Padres cuando, sin perder las formas, hemos sido críticos con alguna actitud que considerábamos poco educativa (por ejemplo, regalar chucherías a los niños del colegio por Navidad). No obstante, el ánimo con el que atendimos Mercedes y yo el requerimiento de la directora del centro para organizar y coordinar la Escuela de Padres –que hasta entonces no existía– fue el de perfeccionarnos como personas y, en consecuencia, como cónyuges y padres. Lo que al comienzo fue una mera organización, terminó convirtiéndose en la dirección de esta actividad tan necesaria como poco apreciada, que ha seguido funcionando hasta este curso en el que el colegio ha sido absorbido por los Maristas. A pesar de nuestros esfuerzos por involucrar a los diferentes estamentos de la comunidad educativa la relación, en más ocasiones de las deseadas, supuso un obstáculo.

Este ánimo de ínter-relación positiva, que creemos imprescindible cuando se trabaja en educación, fue el que nos indujo a pedir que fuéramos admitidos en la junta directiva de la Asociación de Padres. Lo que allí nos encontramos es lo que seguramente muchos de vosotros habéis tenido oportunidad de comprobar en algunas ocasiones. Un grupo cerrado de veteranos, del que por lógica formaba parte el presidente (que por otra parte llevaba años siéndolo y sin ánimo de retirarse, naturalmente). Malos modos en algunas ocasiones, críticas mal formuladas que violentaban a veces las relaciones.

A lo largo de los cinco años que formamos parte de esta junta hemos visto llegar a personas que después de la segunda o tercera reunión, no volvían. Se sentían rechazados no por otra cosa, sino por las actitudes. Los cometidos que llevaba a cabo la asociación, no digo que no debieran realizarse, pero desde luego – a mi modo de ver – no formaban parte de lo sustancial. Esta labor que se desarrollaba, en ocasiones debía de haber sido secundaria y en otras era totalmente superflua. Ya sé que esto no es generalizado, pero estoy hablando de mi experiencia; y ni que decir tiene que la Escuela de Padres no era la actividad estrella de aquella junta. Entonces entendimos por qué la directora nos había encargado a nosotros su puesta en marcha y no a quienes ya formaban parte de la junta. No obstante, siempre he reconocido en privado y en público la labor altruista y llena de buena voluntad que desempeñaban aquellas personas.

Presentación de candidatura
Los medios de comunicación deben ser uno de los instrumentos principales para una organización que quiere ser tenida en cuenta. Por eso tuve que ser atrevido y darles resueltos los titulares. En aquel momento era difícil que en la sociedad navarra existiera alguien que no conociera a la Federación de padres CONCAPA y la línea decidida que manteníamos

Pronto me di cuenta que mis inquietudes no podía desarrollarlas en la asociación. Tampoco tenía sentido provocar el enfrentamiento que, en todo caso hubiera sido perjudicial para toda la comunidad educativa. Bastante era ya con las provocaciones cuyos receptores absolutos éramos mi mujer y yo. Al final hemos terminado manteniendo con ellos una relación afectuosa. En realidad, cuando se suavizó ese círculo de amistad de veteranos que ellos mantenían.

No puedo dejar de decir que, por falta de información, me costó trabajo llegar hasta la Federación. Fui tesorero los dos primeros años durante los cuales, gran parte del tiempo, lo dediqué a oír, ver y callar. En una palabra, a aprender; con discreción pero sin tregua. Mis propuestas eran bien admitidas por el resto de la junta y el ambiente era cordial y saludable. Nada que ver con la asociación de la que provenía.

Cuando el presidente que había en la Federación dejó de tener hijos en edad escolar, se retiró. Es entonces cuando la junta me requiere para ocupar este cargo. A finales del curso pasado, después de dos años en la presidencia y cuatro en la Federación; tuve que presentarme de nuevo a las elecciones en las que se renovaba el 50% de la junta. Las nuevas personas que la componían siguieron pensando en mi para la presidencia; sin embargo, yo tengo claro, y así se lo hice saber a ellos, que dentro de dos años he de dejar el cargo para que otro lo asuma, porque la renovación es vital en nuestra organización. Esto no quiere decir, naturalmente, que los que tenemos experiencia dejemos abandonados a los que aún están aprendiendo.

Me parece lícito reconocer que desde que asumí la presidencia han cambiado muchas cosas en la Federación. Sería una inmodestia pormenorizar en cada una de ellas, pero creo conveniente hacer una pequeña referencia para proporcionar algún elemento de juicio más sobre mi persona y la labor que he venido desempeñando.

Lo primero que siempre me ha preocupado ha sido la implicación del resto de los miembros de la junta. Para conseguir personas que estuvieran dispuestas a algo más que asistir a las reuniones una vez al mes, fue necesario clarificar el sentido de nuestra labor, motivar y distribuir misiones de manera coherente. Para poder completar la junta y proporcionar la adecuada renovación visité, siempre acompañado, prácticamente todas las asociaciones federadas y algunas no federadas (de colegios públicos o concertados). Modificación de estatutos para reformar la orgánica y eliminar aspectos irrelevantes o desfasados. Racionalizar el gasto y establecerlo en consonancia con los objetivos fundamentales que una organización como la nuestra debe tener.

Presentación de candidatura
En Navarra, se consiguió que la representatividad en el Consejo Escolar no fuera por apreciación de los políticos, sino por el número de padres afiliados a cada federación

Ha sido necesario diseñar una estrategia que hiciera rentable la multitud de contactos con los partidos políticos y personas de la administración. Desde la derecha hasta la izquierda. Los medios de comunicación han pasado de utilizarnos (llamándonos únicamente cuando les interesaba) a ser utilizados por nosotros. Para esto, indudablemente, ha habido que ser atrevidos y darles resueltos los titulares; pero ahora es difícil que exista alguien en la sociedad navarra que no conozca nuestra Federación y la línea decidida que mantenemos. No hay razón para omitir que se ha grabado un programa de “Línea 900” (en Televisión Española) sobre la adopción por parejas de hecho en el que yo soy una de las tres o cuatro personas que entrevistan.

En fin, me cuesta trabajo relatar lo que para mí son logros; primero por cierto pudor y luego porque estoy seguro de que en vuestros lugares habéis hecho también cosas muy positivas. Sin embargo, es bien sabido que Navarra es una de las primeras comunidades en lo que a educación se refiere (si no la primera). Sin ser el único motor evidentemente, no os quepa duda que mi Federación, el equipo que yo he liderado, no ha sido ajena a esta evolución. Y así os podría contar algunas de las diferencias sustanciales respecto a otras comunidades. Por ejemplo, la educación infantil ya estaba subvencionada desde hace muchos años; sin embargo, que también se financiara el bachillerato tuvimos que pelearlo, incluso con nuestra presencia en el Parlamento Foral. Ahora estamos batallando con el ciclo 0 - 3 años.

En Navarra, la representatividad en el Consejo Escolar no es por apreciación de los políticos, sino por el número de padres afiliados a cada federación. Hemos tenido que hacer grandes esfuerzos para conseguir que las asociaciones se registren adecuadamente, pero lo hemos conseguido.

Presentación de candidatura
La participación activa de los padres no sólo debe proclamarse, sino favorecerse y ser protegida. En repetidas ocasiones nos hemos referido a la dedicación laboral de los padres como una de las cuestiones que está condicionando gravemente la calidad educativa en la familia.

PROYECTO DE VIDA, PROYECTO PARA CONCAPA

Es claro que, cada vez más, de lo que se ocupa el Sistema Educativo es de la enseñanza y no de la educación, hecho que no nos hemos cansado de denunciar públicamente. De manera colateral, es cierto que nuestros hijos están recibiendo incidencias educativas de multitud de sectores, uno de ellos el académico. Y, sin embargo, por otra parte, los que tienen la educación como primera responsabilidad, es decir los padres, ni están siendo formados para ejercerla ni protegidos para desempeñarla.

En Navarra jamás hemos hablado directamente del divorcio, de la natalidad, del aborto, de las parejas de homosexuales o lesbianas, de la violencia (sea en el ámbito que sea), de la salud mental relacionada con la depresión o con el suicidio, o de la singular práctica religiosa actual; por citar algunas cuestiones de terrible incidencia social. Pero sí hemos hablado continuamente, en todos los foros que hemos tenido oportunidad, de la falta de madurez de los individuos motivada por una deficiente educación. Hemos insistido hasta la saciedad en que la participación activa de los padres no sólo debe proclamarse sino favorecerse y ser protegida. En repetidas ocasiones nos hemos referido a la dedicación laboral de los padres como una de las cuestiones que está condicionando gravemente la calidad educativa en la familia. Todo esto sin mencionar la falta de disposición de las personas, cada vez más frecuente, a estar en continuo proceso de autoeducación; es decir, de perfeccionamiento humano, de ser mejores cada día.

Todas estas circunstancias, a mi modo de ver, nos están conduciendo, inexorablemente, a que cada vez existan más personas incapaces de mantener una convivencia estable con su cónyuge, a quien han elegido libremente. A que la natalidad se encuentre cada vez en cotas más bajas. A que los hijos sean percibidos como un bien para nuestro entretenimiento y apetencia y no como un “Don”. A que los desequilibrios emocionales, psíquicos y de todo tipo sean cada vez más frecuentes. Sabéis perfectamente cómo han proliferado los gabinetes de orientación familiar, sexual, consultas de psicólogos y psiquiatras, academias de todo tipo y la cantidad de dinero que se mueve a su alrededor; gran parte de él proveniente de fondos públicos. ¡Y, sin embargo, no parece que con todo ello se solucione verdaderamente el problema!

Presentación de candidatura
La falta de madurez de los individuos, motivada por una deficiente educación, nos está conduciendo, inexorablemente, a que cada vez existan más personas incapaces de mantener una convivencia estable con su cónyuge, a quien han elegido libremente, o que los hijos sean percibidos como un bien para nuestro entretenimiento y apetencia y no como un “Don”.

Es más, en nuestra propia organización se nos está yendo una gran parte del presupuesto en pagar a conferenciantes, algunos de los cuales lo primero que hacen es anteponer su caché. Incluso me he encontrado con personas que empezaron a participar en las asociaciones o federaciones de manera altruista; comenzaron dando pequeñas charlas y han terminado convirtiéndose en auténticos conferenciantes profesionales a los que, naturalmente, se les paga. Siendo lícita y loable la finalidad que se persigue, sin embargo, puede verse comprometida cuando se comercializa la actividad. No se debe prescindir de este instrumento formativo, pero quizá deba plantearse desde un prisma diferente.

No voy a abundar en la falta de madurez religiosa, quizá provocada en muchos casos por la deficiente educación que los padres recibieron y que ahora son incapaces de transmitir a sus hijos. Resulta muy difícil que los individuos identifiquen el verdadero sentido trascendente de la vida cuando la práctica religiosa está sostenida por una fe superficial. Cuando está basada muchas veces en las manifestaciones rituales y no en las obras. Cuando no siempre está orientada a hacer el bien al prójimo, aunque no nos apetezca, en coherencia con el ejemplo de Jesucristo. En definitiva: EDUCACIÓN. Porque la educación nos hace libres.

Puedo ser tachado de utópico, de idealista. A mi juicio sería una forma de evadirse ante la dificultad. Te puedo decir que, gracias a nuestros requerimientos, en Navarra se ha elaborado un plan interdepartamental de apoyo a la familia que se encuentra en la fase de admitir propuestas. Allí se habla de cuestiones que van desde la creación de un centro de apoyo a la familia hasta de una pensión para el ama de casa. Para mí la utopía no existe. Existe la falta de dedicación a una idea, a un proyecto. O simplemente no creer en él.

Éste es mi programa electoral. Como puedes ver no es muy ortodoxo, pero tiene tanto alcance y lleva implícita tanta fuerza que, si pudiera arrastraros, conseguiríamos una auténtica revolución social. Ya sé que no es tiempo de revoluciones, pero yo he ido siempre contra corriente y soy feliz. No me cabe la menor duda de que vosotros también sois de los que habéis tenido que actuar contra corriente, con los hijos, en el colegio, con la administración, en cualquier ámbito social. Trabajando juntos en este proyecto os estoy ofreciendo también un elemento más para prosperar en vuestra propia felicidad. Por otra parte, fácilmente se percibe que se trata de un proyecto de vida. Mi participación no tiene sentido si no es desde esta perspectiva que planteo.

Presentación de candidatura
Es esencial tener siempre presente nuestra propia formación como objetivo personal, pero también institucional. Más aún, mostrarnos dispuestos a permanecer en continuo proceso de autoeducación para depurar hábitos incorrectos en nuestras relaciones con los demás.

LLEVAR A LA PRÁCTICA EL PROYECTO

Consenso

Después de habernos pasado meses hablando del candidato de consenso no podemos despreciar esta cualidad: el consenso. En una organización tan dispersa como la nuestra, con tantas inquietudes y diversas peculiaridades regionales y personales, el consenso, la capacidad para resolver conflictos sin herir susceptibilidades, huyendo del enfrentamiento irracional, el no violentar y ser capaz de no sentirse violentado; es un valor incalculable, nada fácil de llevar a la práctica y para el que espero ser capaz de dar el nivel que se requiere. En la parrilla de salida parece ser que estoy bien situado, porque mi aparición no surge de ninguno de los dos núcleos de oposición enfrentada que han existido desde el proceso electoral anterior a la asamblea de Santander. Por otra parte, mis intervenciones en el Consejo Confederal he procurado siempre que fueran equilibradas, producto de la reflexión y de ninguna forma viscerales. En las últimas reuniones, casi siempre han ido encaminadas a reconducir situaciones de tensión, haciendo ver que lo que estaba malogrando la relación eran sobre todo las formas (aunque a veces también el contenido).

Más aún, por lo que yo sé, no ha habido en los últimos tiempos un proceso electoral en CONCAPA tan bien avenido como el que nos ocupa. Por supuesto que este mérito no es solo mío sino también de Rafael, el otro candidato. Sin embargo, aunque no quiero abundar más en este hecho por razones obvias, sí os diré que la relación cordial que existe entre los candidatos no se puede extrapolar a todos los miembros del Consejo. Como tampoco hay razón para omitir que mi afinidad con todos los consejeros es por igual distendida y abierta.

El consenso es, por tanto, a mi entender, una cualidad indispensable en el futuro presidente nacional de CONCAPA. Vosotros valorareis si es ciertamente así y si en mi persona se da esta característica.

Trabajo en equipo

En bastantes ocasiones, se nos llena la boca afirmando que “hay que trabajar en equipo”. Llevarlo a la práctica es realmente lo difícil. Es indiscutible que, para que las personas no se excluyan o se sientan excluidas, quien dirija este trabajo en equipo debe tener un talante como el que he descrito antes. Pero también hay que reconocer que, para conseguir esta colaboración de todo aquel que quiera implicarse en la labor de CONCAPA, el planteamiento que ha existido hasta ahora debe cambiar radicalmente.

Por esta razón he comenzado llevando a cabo una reunión previa a la asamblea electoral con todos los componentes del Consejo Confederal. No debemos olvidar que, con independencia de quién sea el nuevo presidente, el Consejo va a estar compuesto por las mismas personas. Desde este punto de vista, si yo no contara con todos, incluso desde la posición de candidato, mis iniciativas y las de las personas con las que yo hubiera conversado en privado, podrían verse bloqueadas por el resto de consejeros. Es necesario, a priori, concretar el trabajo que vamos a llevar a cabo, compartimentarlo y determinar las características de las personas que deben dirigirlo. Todo esto en función de las competencias personales, la disponibilidad y las preferencias que cada uno tenga. No cabe duda que en nuestra organización, que no es un partido político, el equipo debe estar compuesto por todos aquellos que nos tenemos que ver las caras en la toma de decisiones. El Consejo Confederal no puede concebirse como un pequeño parlamento en el que, unos contra otros, se tiran los trastos a la cabeza.

Por poner un ejemplo. El tesorero tiene de hecho unas responsabilidades establecidas por los estatutos. Ahora bien, bajo mi punto de vista, beneficiaría mucho la gestión económica el hecho de que el tesorero pudiera compartir con una o dos personas más sus planteamientos sobre cómo racionalizar el gasto o sobre la búsqueda de recursos económicos. Lo mismo ha de suceder con las vicepresidencias, más orientadas a asumir la dirección de sus respectivas cargas que a la mera ostentación del cargo.

Estrategia

Cualquier misión que se pretenda llevar a cabo debe contar con una planificación en cuanto a los pasos a seguir y al momento de darlos. Evidentemente, también en esta estrategia debemos estar todos de acuerdo; en razón a la fuerza de los argumentos después de haberlos sopesado, y no por la obcecación basada en el tono y en el volumen de voz.

Si pretendemos modificar la conciencia social intentando hacer llegar a los ciudadanos nuestros principios educativos, éticos y católicos; nuestra presencia en los medios de comunicación o nuestros contactos con cualquier otro poder fáctico o real debe responder a unos criterios y a una estrategia. Si no fuera así, fácilmente se caería en protagonismos personales que terminarían haciendo mucho daño a la organización cuando las personas cambien o entremos en momentos de crisis (por ejemplo, las crisis electorales que últimamente nos han ocupado).

Está en mi mente, antes de que comience el próximo curso, organizar una convivencia de dos o tres días de trabajo con las personas de mi equipo, el Consejo Confederal. Ahora bien, sin hoteles, sin grandes lujos. Mínimo gasto, máxima austeridad y trabajo. Espero que esto no eche para atrás a nadie.

Formación

Me parece un punto clave para que nuestra aportación participativa sea eficaz y positiva, tanto para los consejeros como para el resto de miembros de las juntas directivas. Es esencial tener siempre presente nuestra propia formación como objetivo personal, pero también institucional. Más aún, mostrarnos dispuestos a permanecer en continuo proceso de autoeducación. Depurar hábitos incorrectos en nuestras relaciones con los demás, estar dispuestos a solucionar conflictos y a llegar a acuerdos es algo que, no solamente se aprende, también hay que trabajarlo día a día. En la medida que lo consigamos trabajando juntos, nos enriqueceremos todos (también la Confederación). Esta disposición debe ser transmitida también a los ciudadanos, de manera que forme parte de la conciencia social que CONCAPA está llamada a crear.

En este sentido, no voy a decir que tengamos que organizar ejercicios espirituales de vez en cuando, pero tampoco vendría nada mal hacer un huequecito para la reflexión como cristianos y padres comprometidos con la educación.

RAZONES PARA APOYAR MI CANDIDATURA

Liderazgo

Como se puede apreciar, en definitiva lo que yo estoy ofreciendo es un liderazgo de la organización. No me cabe duda que, cualquier candidato a la presidencia nacional de CONCAPA, debe asumir la gestión institucional (gestión económica, gestión administrativa, gestión de recursos humanos, gestión informática y de nuevas tecnologías, etc.). Ahora bien, el presidente no tiene por qué cumplir con el requisito de ser un gestor. Incluso, si lo fuera, podría verse determinado por su condición de gestor. Echemos una mirada a nuestro alrededor y pensemos si no es éste un inconveniente con el que tienen que coexistir organizaciones similares a la nuestra. Se puede ser un magnífico gerente de la organización y no ser su líder, y el dirigente está llamado a ser esto último.

Todos somos conscientes de que mi liderazgo se ha originado como consecuencia de una situación determinada y, en cierto modo, problemática. Efectivamente, ésta y no otra ha sido la razón por la que yo he surgido como candidato. Si no nos hubiéramos entretenido tanto en polémicas infructuosas, jamás me habría planteado presentar mi candidatura. Pero la realidad es que este liderazgo se ha producido legítimamente y con bastante vigor.

No me resisto a hacer una referencia a la Fundación PROFORPA, y en concreto al tratamiento que se hace de ella en uno de los programas electorales presentado en las elecciones de Santander. Se decía textualmente que “la Fundación está agonizando, no ha cumplido ninguno de los objetivos para los que se constituyó, y sólo se la menciona de cuando en cuando para presumir de tener una Fundación”. Más allá de si es o no cierta esta rotunda afirmación, que pienso que no lo es, es claro que una candidatura no debería presentarse con esta terminología. Es loable plantear que la Fundación debe potenciarse, pero de ahí a manifestar que sólo se la menciona para presumir, parece algo demagógico. En todo caso, alguna responsabilidad debían tener también aquellos que presentaban tales objeciones.

Presentación de candidatura
Las personas que insisten en desempeñar cargos de responsabilidad hasta el punto final de su vida participativa, en muchas ocasiones, se convierten en un obstáculo, no solo para la participación de los demás, también para la propia organización.

Las expresiones agresivas, los recursos y contra-recursos, las relaciones basadas en manifestaciones prepotentes, pertenecen a una dinámica de gestión muy extendida en nuestra sociedad; cuyos componentes suelen preocuparse, sobre todo, en ir subiendo escalones de poder. Estas maneras de actuar y de expresarnos debemos desecharlas, a partir de ahora, en nuestra relación corporativa. No sólo tenemos que llamarnos a nosotros mismos “organización católica”, también debemos mostrarnos como tales.

Solamente, terminar diciendo que estas formas fueron decisivas para que algunos no consideráramos oportuno apoyar la aludida candidatura.

Experiencia suficiente

Siempre he pensado, y seguro que vosotros lo habréis podido comprobar, que las personas que insisten en desempeñar cargos de responsabilidad hasta el punto final de su vida participativa, en muchas ocasiones, se convierten en un obstáculo, no solo para la participación de los demás, también para la propia organización. Las aportaciones de “savia nueva” siempre serán mucho más imaginativas y, por qué no decirlo, atrevidas. En nuestra organización, seguramente más que nunca, es necesaria la renovación.

Pero también soy consciente de que a la presidencia de CONCAPA no se puede acudir con las manos en los bolsillos. Por esto creo estar en el nivel de experiencia suficiente como para, sin ser continuista, actuar respetuosamente con el pasado. Si estuviera en el declive de mi actividad participativa, fácilmente incorporaría vicios adquiridos muy difíciles de superar; y difíciles de percibir por mí mismo.

Por otra parte, no tendría ningún sentido que yo acudiera dentro de un tiempo a la presidencia de CONCAPA, agotando los últimos años de estudio de mi hijo pequeño. En el momento actual, mi vida participativa en esta organización se encuentra en su culminación, ya sea como presidente nacional o como presidente de Navarra. En coherencia con mis principios, dentro de cuatro años como mucho, tengo que dejar de asumir cargos de responsabilidad para pasar a ofrecer colaboración a los que la asuman.

Ninguna vinculación profesional con el mundo educativo

Todos los que estamos involucrados en esta organización cumplimos con el requisito de ser padres o madres. Sin embargo, nuestra existencia está condicionada por la profesión que desempeñamos. No tiene por qué ser un obstáculo, pero sí puede tener determinadas repercusiones el hecho de que exista una relación profesional, mía o de algún miembro de mi familia, con el mundo de la educación.

Respecto a esta cuestión, en más de una ocasión he tenido la oportunidad de cambiar impresiones con alguno de vosotros, y siempre hemos estado de acuerdo; por lo tanto, no voy a abundar en ello. Por otro lado, no quiero herir susceptibilidades; forma parte de mis principios anteponer siempre la honestidad de las personas a la sospecha hostil. Sin embargo, si mi trabajo estuviera relacionado con la educación, desde un cargo como el de la presidencia nacional de CONCAPA, sería necesario tener en cuenta los condicionantes a los que me vería sometido.

Presentación de candidatura
Utilizar el cargo de Presidente Nacional de CONCAPA para colmar ciertas aspiraciones políticas siempre es una tentación; sin embargo, no es muy honesto por lo que supone de parcialidad y de falta de independencia.

Hasta ahora no lo he manifestado por escrito, porque en el lugar donde vivo (más que en otros) a los militares nos están matando; pero creo que es lícito que conozcáis mi profesión. No os quepa duda que, cuando he decidido dar este paso, también he valorado los riesgos a los que me expongo.

Imposibilidad de aspiraciones políticas

A nadie se le escapa que la Presidencia Nacional de CONCAPA podría ser utilizada como catapulta política, lo cual es lícito; pero no dejaría de ser una concepción utilitaria del cargo. Cualquier persona con aspiraciones políticas podría hacer una gran labor en CONCAPA, pero no cabe duda que, de alguna manera, podría ocasionar cierta frustración entre aquellos a quienes representa. Si el presidente de CONCAPA tuviera aspiraciones políticas estaría interfiriendo en la consecución de los fines de la organización.

En mi persona, dada mi profesión de militar, no puede haber aspiraciones políticas. Existe la posibilidad, pero las condiciones de regreso a la profesión activa complicarían mucho mi presencia en el mundo de la política.

Disponibilidad laboral

Es frecuente oír hablar de lo necesaria que es la disponibilidad laboral en estas lides. Indudablemente se requiere una cierta flexibilidad en el trabajo profesional para poder afrontar la labor de Presidente Nacional de CONCAPA. Pero dejando esto bien claro, no debería ser determinante que la elección del presidente nacional se haga sobre aquel que cuente con más disponibilidad de tiempo. Si así fuera, deberíamos acudir al INSERSO o a las listas del paro para conseguir al mejor presidente.

Antes de tomar la decisión de presentarme como candidato, estuve consultando con bastantes personas. Naturalmente, algunas de ellas fueron mis jefes directos. Si yo no hubiera visto en ellos la disposición necesaria, os puedo asegurar que no hubiera dado el paso; a no ser que quisiera ser presidente a toda costa.

Una última razón

Igual debería haber sido la primera, no lo sé. Quizá puedan ser elucubraciones de alguien que no esté en plenitud de sus facultades mentales, pero a vosotros os lo voy a plantear. Hay quien dice que la vida es el resultado de una consecución de casualidades. Vosotros y yo sabemos que la vida es un Don de Dios y un acto de suprema voluntad Divina.

Reflexionando en mi soledad a lo largo de estas últimas semanas no he podido dejar de pensar en la serie de acontecimientos (algunos trágicamente crueles) que han tenido lugar para que yo me encuentre en esta situación. Jamás me hubiera planteado, por mucho que me lo hubieran pedido, asumir la responsabilidad de la presidencia de CONCAPA. Tuvo que resultar elegido en la asamblea de Santander Agustín Dosil; plantearse un recurso y producirse la anulación de la asamblea; retirarse Ricardo Moreno, como candidato de consenso; y hasta que se produjeran situaciones de tensión personal para hacerme notar intentando aplacar los ánimos. Demasiadas casualidades para no estar por medio la Mano Divina. En todo caso, espero que esta reflexión en voz alta no sea producto de una prepotente vanidad.

Presentación de candidatura
La pretensión no ha sido otra que la de ofrecer mi disponibilidad personal, con las virtudes y defectos que poseo. Todo ello en función de una presidencia de liderazgo.

CONCLUSIÓN

Ciertamente, no es éste un programa electoral muy ortodoxo. Parece que existe la sensación generalizada de que los programas electorales se hacen para presentarlos, aunque luego no lleguen a cumplirse. Lo que yo he pretendido aquí es ofrecer mi disponibilidad personal, con las virtudes y defectos que llevo incorporados. Una persona perteneciente a la otra candidatura me decía que lo que a él le ponía en guardia era que, hasta el momento, sólo se me conocían las virtudes, pero no los defectos.

También puede atribuirse falta de concreción a esta presentación de candidatura. Precisamente lo que me planteaba era hacer ver que la presidencia que ofrecía era una presidencia de liderazgo y no gestora, aunque asumiendo una gestión que ya estaba considerablemente deteriorada. Una presidencia que no adquiere compromisos electorales o electoralistas sin contar a priori con las personas que conforman el Consejo Confederal de CONCAPA.

En última instancia me gustaría hacer ver, tanto a los no partidarios de la otra candidatura como a los que ya habéis decidido vuestro voto a su favor, que os lo replanteéis. Que seáis capaces de superar los compromisos adquiridos cuando mi candidatura aún no se había presentado. Y que vuestro juicio sea coherente y razonable.

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