Memorándum
También aquí: memoria, dignidad y justicia
Todo dirigente se ve sometido permanentemente a la tentación del personalismo protagonista. Pero, quizá no seamos conscientes de que también se puede ser víctima del personalismo de los demás. Sea como fuere, debemos intentar evitar a toda costa las actitudes de agravio hacia los otros; mucho menos si son injustas e ilegales
Aunque todos tendemos a pensar que el mal nunca nos tocará de cerca -hasta que, sorprendidos, lo vemos sobre nosotros- en el mundillo de las asociaciones y de la participación social son frecuentes los protagonismos que desembocan generalmente en hostigamientos hacia determinadas personas. A lo largo de mi trayectoria participativa he intentado siempre sortear este tipo de desencuentros. A veces los he procurado reconducir como mediador. Nunca los he provocado, al menos siendo consciente de ello. Pero, otras veces, no he podido mantenerme al margen de ellos como víctima propiciatoria
No ha sucedido nada que no sea común y corriente a la condición humana. Sin embargo, todo se basó en unas acusaciones injustas e injustificadas que no pueden pasar desapercibidas como si nada hubiera ocurridoUno de tantos hostigamientos, a los que todo dirigente está expuesto, es al que yo y mi esposa fuimos sometidos en la federación de padres CONCAPA Navarra. Los hechos no tienen más originalidad que la del contexto, la concreción sucesiva de los acontecimientos y las personas que han intervenido en ellos. En el fondo, no ha sucedido nada que no sea común y corriente a la condición humana. Sin embargo, todo se basó en unas acusaciones injustas e injustificadas que no pueden pasar desapercibidas como si nada hubiera ocurrido. Por esa razón, los hechos se recogieron en un documento registrado ante notario como acta de manifestaciones.
El posible lector de este "Memorándum", en función de su estatus participativo, conseguirá descubrir multitud de claves que podrá incorporar a su propio bagaje referencial. En el fondo, hechos similares se suceden con bastante frecuencia. No se trata de incitar la morbosidad anecdótica.
Este documento no se ha escrito con intención de herir o perjudicar a las personas que intervinieron en los hechos a los que se hace referencia. Tampoco para incitar a la compasión. Antes bien, el dar a conocer el mal, en cuanto a las conductas que se describen. En mi relato procuro no hacer juicios de valor sobre las personas, entre las que participaron no había “malas personas”. Sin embargo, la forma de actuar no fue bondadosa; a veces por envidia o rencor, a veces por temor, a veces por incapacidad, otras por falta de iniciativa, y otras, simplemente por haberse dejado embaucar eligiendo la opción equivocada. En cualquier caso, todo ello tiene también unos matices pedagógicos de los cuales cualquier dirigente puede sacar conclusiones que le permitan aportar su granito de arena para trasformar la sociedad a una más justa y bondadosa, que es en definitiva lo que se pretende.
Por otra parte, no se trata del orgullo perverso de quedar por encima de los demás. Pero sí del sano orgullo de haber actuado siempre con y desde la honestidad, no sólo mía sino de todos los que me han aupado y acompañado en mi actividad. Y es que, se trata de unos hechos que a todos nos pueden interpelar. Fundamentalmente por el tipo de organización de que se trata, pero también porque no deja de ser un reflejo de la vida misma y de esa sociedad que pretendemos cambiar.
Los testigos, ya sean en una u otra fase de los acontecimientos, poseen el documento; de manera que también son testigos de la veracidad relatada. Por tanto, no es mi verdad, es la verdad escrita por mí; y por esta razón con mis matices expresivos y argumentativos. Pero, la verdad, al fin y al cabo.