Programar la actividad
Las sesiones no se pueden improvisar
Planificar esta actividad realizando una programación de la misma nos puede evitar algunos quebraderos de cabeza. Por otra parte, a los padres les transmitirá una sensación de rigor y seriedad que puede facilitar su inscripción
El curso académico es muy largo y se debería improvisar lo mínimo. Sólo dejaríamos en el aire aquellos aspectos más funcionales que, basados en una encuesta de opinión, estuvieran acordes con una mayoría de preferencias. Por supuesto, esta programación debe ser difundida entre los distintos órganos colegiados del centro, de manera que puedan realizar aportaciones a la misma. El consejo escolar, el claustro de profesores o la junta directiva de la asociación de padres no pueden mantenerse al margen de una cuestión como ésta. De cualquier forma, aunque no hicieran aportaciones, deben ser informados de lo que se tiene previsto hacer en la escuela de padres.
En esta programación deben quedar perfectamente explícitos los objetivos que se persiguen. Además, deben hacerse constar, concretando fechas, los pasos que se van a dar para difundir la actividad y conseguir las inscripciones. Se debe explicar también cuál va a ser la dinámica de las sesiones e incluso los temas que se van a tratar.
La programación debería ser distinta para los padres de cada ciclo académico. Ésta sería la mejor opción para conseguir la eficacia deseada, colmar las expectativas de los padres y lograr la máxima fidelizaciónAquí se ofrece un sencillo modelo de programación que puede ser adaptado a las peculiaridades de cada escuela de padres. En él se proponen algunos temas, siempre a título de ejemplo; ya que, lo ideal, sería que de un curso para otro la programación tuviera una continuidad que se fuera complementando sucesivamente. Las necesidades e inquietudes de los padres con hijos de tres años no son las mismas de aquellos que tienen hijos con diez años. Aunque se trataran los mismos temas, éstos se deben abordar desde perspectivas diferentes. La programación, por tanto, debería ser distinta para los padres de cada ciclo académico. Ésta sería la mejor opción para conseguir la eficacia deseada, colmar las expectativas de los padres y lograr la máxima fidelización.
Existen diferentes formas de plantear las sesiones de una escuela de padres. Habitualmente estas sesiones son homogéneas y de carácter más bien divulgativo, impartidas por un ponente y seguidas de un coloquio. Pero también pueden convocarse sesiones de trabajo en pequeños grupos, de contraste de experiencias o con una configuración más orientada al debate. Se pueden realizar incluso pequeños ejercicios, análisis de textos, cuestionarios, etc. En función del tema a tratar puede ser más interesante un formato u otro. Algunas de ellas podrían estar integradas en la propia aula de nuestros hijos con el resto de los padres de sus compañeros. Todo ello debe concretarse en la programación que se realice.
De cualquier manera, se debería contar prioritariamente con los propios recursos que tiene el centro. Una de las sesiones que más contribuía, en mi experiencia, a animar el ambiente escolar además de ser muy enriquecedora para todos los participantes era la que propiciaba la participación de padres, profesores y alumnos en una mesa redonda.