Pasarán muchos años antes de que se curen las heridas provocadas por el nacionalismo etarra, pero esas heridas no llegarán a curar nunca mientras el nacionalismo se predique en los púlpitos, se enaltezca y se transmita en los colegios y se difunda y justifique en los medios de comunicación

El nacionalismo corrompe al ser humano

Hace unos días asistí a la presentación de la última película de Iñaki Arteta, “Bajo el silencio”. El acto tuvo lugar en el planetario de Pamplona y lo organizaba la Asociación por la tolerancia. El aforo estaba limitado a 70 personas debido a las medidas contra el COVID. En esta ocasión hubo quienes no pudieron entrar por haberse llenado la sala; otras veces, lamentablemente, no ha sido así.

¡Espeluznante! Esta es la expresión que me viene inmediatamente a la cabeza cuando recuerdo las escenas de la película. No ha cambiado nada ni en las provincias vascas ni en algunos lugares de Navarra. Para ser más exactos, ha cambiado algo: ahora se ejerce el proselitismo excluyente, racista, separatista, violento y destructor de todo lo español con mucha más naturalidad, más profusamente, con más financiación y envuelto en un falso victimismo que se esputa sin pudor entre niños, adolescentes, jóvenes y adultos que ya fueron limitados en su capacidad de trascender, inconscientes de la perversión diabólica a la que fueron y son sometidos.

Dolorosamente para todos los católicos, lo del cura de Lemona se ha hecho viral y solo me resta apuntar que debería hacerse público qué ha sido de él. Al parecer el obispo de Bilbao le ha sacado de esa parroquia, pero ¿a qué parroquia lo ha mandado? Porque una persona que no sólo no “cura” sino que ve bien el enfrentamiento, la agresión física, la desunión excluyente entre seres humanos es, a mi juicio, un enfermo moral que promueve su enfermedad y la contagia a todo el que se acerca a él. ¿Acoso piensa este sacerdote, y todos los otros que han dado la cara por él, que en el Reino de los Cielos habrá un apartadito para los nacionalistas republicanos vascos social-comunistas? ¿Qué manera de interpretar la doctrina de Jesucristo es esta que le han embutido en el seminario? ¡La Iglesia Católica no es esto, a Dios gracias! Por eso los sucesores de los apóstoles, los obispos, deberían haber puesto coto a esto que yo describo como podredumbre moral. Una podredumbre que viene de lejos y ha ido aumentando progresivamente, al tiempo que se diversificaba ese relativismo moral que en unos dio lugar a la pederastia y en otros a ver con buenos ojos el asesinato indiscriminado, el racismo brutal e ideológico y el acoso salvaje e inhumano al prójimo. No en vano, las iglesias católicas se han vaciado en las provincias vascas. En Navarra van camino de ello a pasos agigantados. Serán las otras iglesias, las protestantes o mahometanas, las que empiecen a proliferar (ya lo hacen). Los fieles ya no saben de qué confesarse, desconocen quién es su auténtico Rey -ellos son republicanos- y han empezado a concebir un dios al que solo entienden si les habla en eusquera, aunque la mayoría del pueblo vascos no sepa hablarlo. Y esto es así porque más clérigos de los deseables se han ocupado de ello.

El nacionalismo corrompe al ser humano
Un relativismo moral que en unos dio lugar a la pederastia y en otros a ver con buenos ojos el asesinato indiscriminado, el racismo brutal e ideológico y el acoso salvaje e inhumano al prójimo.

Pero, de todo lo que se muestra en la película, lo que me parece más vil es la violación intelectual y cultural que se practica sobre los niños y adolescentes. Me resultó impactante escuchar a dos chicas, jóvenes adolescentes, una de ellas de raza negra, cómo defendían las reivindicaciones políticas e ideológicas del nacionalismo separatista vasco. Desconocían la barbarie terrorista, pero sabían muy bien cómo se había ejercido la represión del pueblo vasco, cómo los españoles habían conquistado con violencia un territorio que nada tenía que ver con España, cómo la dictadura franquista había culminado un proceso histórico de opresión y esclavitud sobre el noble pueblo vasco. Aludían con vehemencia a la multitud de muertes que se habían producido por accidente de tráfico entre los familiares de presos vascos que están repartidos por las cárceles del estado español. Daban la sensación de saber más sobre los argumentos políticos del reagrupamiento de presos etarras que de cualquier otra materia académica, incluso relacionada con la historia de los vascos o del propio idioma vascuence.

La convivencia y las relaciones humanas, en general, pero particularmente en las provincias vascas y Navarra, se ha envuelto en un celofán de buenismo que relativiza la moralidad de los actos. A mi juicio, éste es uno de los problemas del hombre postmoderno; y se ve claramente cuando nos acercamos a la criminalidad del terrorismo nacionalista. Para muestra, la última intervención que tubo lugar antes de concluir el acto. Había poco tiempo y, después de ver la película, solo se dio paso a preguntas de los asistentes que Iñaki respondía. Se levantó un señor que me pareció de edad avanzada, podría tener alrededor de 70 años, no sé. No parecía que fuera un infiltrado de los contrarios al trabajo de Iñaki Arteta, un nacionalista o un antiespañol. Más bien, una buena persona, con voluntad de comprensión hacia el prójimo, dispuesto a ceder y a no importarle perder en algo con tal de evitar que los otros cometan el mal. Daba la sensación de ser fraternalmente empático a favor de los oprimidos, desfavorecidos, sojuzgados por los poderosos que ostentan una superioridad institucional prepotente. La pregunta: ¿si lo que piden es la independencia, por qué no se les concede? Iñaki (que me dio la sensación de no esperarse la pregunta) le respondió que prácticamente ya son independientes, con la ventaja de que, además, les estaba saliendo muy rentable económicamente porque España y los españoles sufragamos su independencia a precio de oro. También Eduardo López, el presidente de la asociación, quiso responder la preguntita, a pesar de la falta de tiempo, porque cerraban el planetario. Dijo ser catalán (la asociación es catalana) y no estar de acuerdo con la independencia de Cataluña a pesar de todo el ruido que hacen los independentistas. Afirmó que así, como él, piensan más de la mitad de los catalanes. No parece razonable que haya que conceder la independencia a quienes la buscan de manera violenta y autoritaria, pasando por encima de una gran mayoría de los propios catalanes. Por supuesto, también del resto de españoles.

¡Qué mal sabor de boca!

¡Ojalá que los curas como el de Lemona no estuvieran tan corrompidos como para impedirles entrever en esta actitud de las víctimas la Bondad como respuesta al Mal!

Este es el relativismo moral que se nos presenta adornado por el perverso buenismo insustancial. Una aparente bondad que atiza las ascuas del mal, coloreada por clérigos de conciencia deforme y cultivada por las oligarquías sin principios éticos que solo buscan el poder y la riqueza. Con las víctimas del terrorismo (todos hemos sido víctimas de una u otra forma, pero ahora me refiero especialmente a las que han sido objeto directo del crimen) tenemos adquirida una deuda de gratitud. Una deuda por no haberse enfrentado al terrorismo con la misma violencia de la que fueron objeto. Una deuda, a veces sustentada por la autentica Fe Católica que les acercaba al verdadero Dios, otras veces soportada estoicamente por la resignación más humana que les alejaba y aleja del odio, el rencor y el resentimiento. ¡Ojalá que los curas como el de Lemona no estuvieran tan corrompidos como para impedirles entrever en esta actitud de las víctimas la Bondad como respuesta al Mal! Aunque parece que, en los seminarios de aquellos años, fueron incapaces de explicar quién era Caín y quién Abel. Quizá por eso ahora estén vacíos.

Lo tengo decidido, abriré una sección en esta web para recoger los videos que muestran lo que es ETA, el nacionalismo y las consecuencias de dolor y sufrimiento que ha provocado. El trabajo de Iñaki Arteta está siendo fundamental para que no se pierda la memoria, se mantenga la dignidad y se intente conseguir algo de justicia. Así se lo hice saber públicamente uniéndose a mí los asistentes con un aplauso merecido hacia Iñaki y todos los que trabajan en la misma línea.

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