Me hago eco de un artículo publicado en la web Piensa en Libertad, escrito por C. S. Fitzbottom, al parecer, un periodista inglés

Una supremacía moral impuesta por la violencia

No dice otra cosa, el articulista, que algunos no hayamos denunciado en diversas ocasiones. La impunidad con la que la izquierda y los nacionalismos ejercen la violencia es alarmante. Y llama poderosamente la atención que gente buena, personas con las que uno puede hablar tranquilamente en un bis a bis, hagan la vista gorda. Algunos incluso llegan a justificarlo. No vamos a sorprendernos después de lo vivido con el terrorismo etarra, y de otras calañas. Los seguidores de esta izquierda agresiva, provocadora, antidemocrática, pendenciera e inmoral son misteriosamente compresivos con ella.

Esto, lo que denuncia el artículo, que es lo mismo que evidenciamos todos, es muy grave no solo por el hecho de la violencia en sí. Está suponiendo un secuestro real de la libertad, porque la agresividad intimida a la mayoría, por naturaleza, pacífica. Coarta a los partidos que no son de izquierdas o nacionalistas, consiguiendo que la violencia y la barbarie les impulse a hacer o consentir políticas que no son propias de una ideología opuesta a la denominada “progresista”. Unos y otros hacen concesiones a las reivindicaciones de los más violentos y aguerridos activistas, incluso terroristas, habiendo llevado a España a unos límites inadmisibles. Todo ello ha llegado a conformar un ambiente social en el que las personas se adaptan a lo que se legisla, amoldan su pensamiento a las pobres ideas que predican un falso progreso y asumen como buenos y dignos comportamientos que no son más que consecuencia de una moral corrompida e impuesta. La supremacía moral de la izquierda ha calado hasta el tuétano canceroso de la estructura social del país.

La historia ya la vivimos en España. Esto fue lo que ocurrió durante la II República. La violencia desbocada arrastró al pueblo, empujado por las élites de la izquierda, al asesinato y la destrucción de todo cuanto se encontraba fuera de sus paradigmas. Es el mismo pueblo que hoy, como ayer, piensa que la izquierda, y solo la izquierda, es la que se ocupa de los débiles y necesitados. Que quienes no participamos de su perverso igualitarismo social, es porque somos unos cerdos capitalistas o unos ignorantes retrógrados con la mirada puesta en el pasado. No se esconden, la violencia y la intimidación forma parte de su método para lograr los objetivos que se propongan.

Os dejo con el artículo de C. S. Fitzbottom.

Si la derecha gobernase

Si la derecha estuviese gobernando en este momento, España estaría en una situación de crisis política y social de tales dimensiones, que los problemas de orden público que sufrieron las calles de Barcelona hace unos meses quedarían en nada frente al caos que la izquierda habría sembrado en las principales ciudades del país.

Al lector británico puede que le asombre esta afirmación, acostumbrado al pacífico país soleado que disfruta en sus vacaciones. Pero los menos avisados deben recordar, que en España hay un movimiento de extrema izquierda que forma parte del Gobierno, ostentando varios ministerios y una vicepresidencia, y que dentro de dicho conglomerado de partidos políticos radicales y antisistema, la voz cantante la llevan marxistas leninistas que explican con desparpajo que querrían implantar en España una dictadura chavista como la que ha arruinado a Venezuela. Una gente tan irresponsable y tan hecha a la algarada callejera, que al segundo día en que, desde todos los balcones del país, se aplaudía el heroísmo de quienes están en la primera línea de la crisis sanitaria, ya organizaban caceroladas paralelas contra el Rey. Si ese es su sentido de unidad en medio de esta situación y formando parte del Gobierno del Reino, los podemos imaginar en la oposición.

Una supremacía moral impuesta por la violencia
Si la derecha gobernase, todos los medios de comunicación públicos y privados de alcance nacional, todos ellos con el típico sesgo izquierdista que tanto daño hace a la credibilidad de la prensa occidental, estarían emitiendo continuamente imágenes de cadáveres -que no vemos en estos días- de enfermos hacinados, de sanitarios desesperados por la desorganización y la falta de medios, de parados angustiados,...

Si la derecha gobernase, los partidos de izquierda y los secesionistas no habrían dado su apoyo al estado de alarma. Habrían dicho que era un exceso y un atentado contra la democracia y las autonomías.

Si la derecha gobernase, la izquierda se habría movilizado contra el estado de alarma, calificado como antesala de un golpe de estado militar, y habrían llamado a la movilización y la guerrilla callejera, especialmente en Cataluña y el País Vasco, pero también en el resto de España.

Si la derecha gobernase y hubiesen aparecido en televisión los cargos políticos rodeados por los jefes de la cúpula militar y policial uniformados, habrían confirmado los portavoces de la izquierda que se trataba de un golpe militar encubierto y habrían calificado de golpista al gobierno legítimo.

Si la derecha gobernase, todos los medios de comunicación públicos y privados de alcance nacional, todos ellos con el típico sesgo izquierdista que tanto daño hace a la credibilidad de la prensa occidental, estarían emitiendo continuamente imágenes de cadáveres -que no vemos en estos días- de enfermos hacinados, de sanitarios desesperados por la desorganización y la falta de medios, de parados angustiados, de empresarios en la ruina, de trabajadores autónomos llorando porque no saben con qué pagaran en el supermercado el mes que viene, mientras que les exigen impuestos y tasas injustificables. Pero nada de esto aparece en estos días en una televisión subvencionada y manipulada por el Gobierno y sus agentes políticos.

Si la derecha gobernase, estaríamos viendo continuamente en televisión la historias de tantas familias desesperadas porque no saben dónde están sus familiares, que entraron enfermos en el hospital y ahora se ha perdido su rastro y nadie les dice si están vivos o muertos, ni dónde están sus cadáveres.

Si la derecha gobernase, se les llamaría asesinos por los más de 15.000 muertos. Mentirosos porque posiblemente la cifra sea más del doble. Ladrones porque seguro que a la corrupción de las comisiones se debe la torpeza y el retraso en la llegada de material sanitario. Genocidas porque mueren más los pobres que los ricos y porque existe sanidad privada, a la que un político de izquierdas puede acudir sin sonrojo, pero que sería un acto de soberbia criminal si lo hiciera un político de derechas.

Si la derecha gobernase, España estaría en este momento sumida en el caos callejero que tanto aprecia esa extrema izquierda que está en el Gobierno, y no se podría contar siquiera con la lealtad de un PSOE, cada día más escorado hacia el extremismo revolucionario de sus socios que centrado en las posturas socialdemócratas de sus mejores épocas.

Así que hay que alegrarse de que ahora gobierne la izquierda en España. Ella sabe que puede contar con una oposición de derechas responsable y leal. Mas no se engañen los españoles de derechas pensando que un gobierno más afín a sus ideas haría las cosas significativamente mejor. Nosotros, en el Reino Unido, tenemos un gobierno de derechas, con mayoría absoluta en el parlamento, y un líder que creíamos carismático al frente, y estamos sufriendo también una gestión pésima de la crisis.

Todo Occidente sufre el mismo problema. Tenemos políticos profesionales del discurso y de las estadística del impacto en los medios, pero no hay buenos gestores profesionales en la política. Éstos optaron por la actividad privada, que paga mejor y donde no se sufre el látigo de los medios. Y todo Occidente padece también unos periodistas mayoritariamente sesgados a la izquierda, que aún creen que deben defender ideas como la de “progresismo”, aunque la evidencia haya mostrado que a menudo ese supuesto progreso sólo conduzca a la muerte, la miseria, la censura y los campos de concentración. Mientras que no se exija a los políticos que sepan gestionar y a los periodistas que se ciñan a la verdad, nuestras sociedades poco progresarán. Y por tanto, en graves situaciones de crisis, como la presente, no esperemos milagros de ellos.

Afortunadamente, España no tiene un gobierno de derechas. Tiene un gobierno legítimo y democrático. Y con legitimidad y democracia podrá cambiarlo cuando esta guerra acabe. Porque creo que cuando esta guerra acabe, los ciudadanos, libres y más sabios, sabrán juntos encontrar para España un camino mejor.

C.S. Fitzbottom.
11 Abril 2020

Periodista, en España publica en “piensaenlibertad.com

 He leído y acepto la Política de Protección de Datos
 Quiero recibir notificaciones de comentarios a este artículo

  Sé el primero en comentar