Néstor Ferrera Pardillo

Es una persona buena y diáfana. En él no hay trampa ni cartón. Su preocupación constante es que todos los padres tengan la posibilidad de optar por los colegios de ideario católico, con independencia de su estrato social, cultural o económico. Debido al cargo que ocupaba (Presidente de la patronal de colegios católicos, Educación y Gestión), nuestra relación comenzó siendo institucional, pero poco a poco fue convirtiéndose en sincera amistad, sin condiciones. De alguna manera ejerció el papel de mentor durante mi presidencia en CONCAPA y siempre estuvo dispuesto a colaborar con generosidad de manera personal o institucional. En el escenario político madrileño no es frecuente encontrarse con este tipo de persona. Verdaderamente el cariño es mutuo. Se trata de una de esas amistades que la distancia hace que echemos de menos.